miércoles, 27 de agosto de 2014
Las consecuencias del rechazo globalizador
Cataluña, es sin duda, la región de España en la que se han manifestado en mayor número de veces, y con más afluencia en las calles, los antiglobalización. Estos colectivos siempre le han echado la culpa a la globalización de los numerosos males que aún azotan a nuestro planeta. La han demonizado. En vez de ver precisamente lo contrario, que ha sido gracias a ella por la que se ha reducido la pobreza a nivel mundial de manera espectacular en los últimos 20 años. Sobre todo en China e India, países que casi suman la mitad de la población mundial.
Entre otras cosas, lo que tiene la globalización es que empresas de otros países deciden invertir aquí, en España, creando gracias a ello trabajo de manera directa e indirecta. En definitiva, creando riqueza.
En las últimas semanas, han sido varias las multinacionales instaladas en España las que han anunciado reducciones de personal. La gran mayoría de éstas se concentran en Cataluña. Uno de los ERES más importantes lo ha anunciado Nissan, que pretende reducir casi 1.700 empleos de su fábrica de Barcelona, entre otras cosas, para crear puestos de trabajo en Japón.
Sin duda todos los contrarios a la globalización en Cataluña deberían estar de enhorabuena, porque una empresa japonesa va a dejar de ser un poco menos global en su producción para pasar a ser una empresa más nacional, más japonesa.
Sin embargo no parece que esto sea así. Si no todo lo contrario. Lo que trasciende es la preocupación de mucha gente que se va a quedar en el paro y con pocas posibilidades de encontrar otro trabajo al menos durante un tiempo.
Una de las consecuencias del crack del 29 fue que los gobiernos de todo el mundo empezaron a crear leyes proteccionistas para sus mercados. Como se demostró poco después, esto lo único que consiguió fue que los dos mayores totalitarismos que vivió la humanidad a lo largo del siglo XX, y que aún se siguen sufriendo en algunas partes del mundo, el fascismo, nazismo, y el comunismo, crecieran como un reguero de pólvora. También trajo mucha más miseria al mundo.
Por eso hay que ser valientes y en estos tiempos no caer en la tentación facilona de cerrar nuestros mercados, de acabar con décadas de progreso global. Hay que seguir avanzando en la globalización, para que otras empresas como Nissan hizo en su momento, se instalen en España y creen riqueza en España. Hay que seguir avanzando en la supresión de las fronteras, de las barreras comerciales. Aunque me temo todo lo contrario ya que el recién elegido presidente Obama ha anunciado que va a renegociar los tratados de libre comercio con América Central, Méjico y Canadá para proteger a su industria. Mal empezamos.
Globalicemos.
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